Presentación

La revista literaria "Boliche" fue creada por tres estudiantes de Literatura de la PUCP. Sus nombres son Bruno Nassi Peric', Jesús Salazar Paiva y Rashell Díaz Castillo, quienes ahora le dan la bienvenida a equipo a Natalia Ríos Subiria, también estudiante de Literatura en la misma casa de estudios.
Este proyecto tiene como fin el difundir la literatura tanto de forma crítica, como en manera creativa. Por lo que se espera combinar trabajos de personas especializadas en la materia, como personas que aún se están abriendo paso, ya sean estudiantes de la especialidad o no.
Es así que los invitamos a participar en nuestros siguientes números enviándonos sus trabajos a :
gdil.boliche@gmail.com

miércoles, 6 de enero de 2010

El mundo está más cerca de lo que aparenta alejarse

Filippo Marinetti expuso en su Manifiesto Futurista (1909) que un automóvil en plena carrera era más bello que la Victoria de Samotracia. La nueva jerarquización que proponía en su retórica, evidencia el entusiasmo de lo nuevo y el culto a la máquina frente a lo tradicional, a lo consagrado, a lo canónico, en aquellos años de desafío al orden tradicional en el arte y las letras. Hoy, si contemplamos el desarrollo del arte contemporáneo nos encontraremos con retretes, latas de sopa de tomate, papeles arrugados o performances, algunos conteniendo la filosofía más intensa pasada por la frivolidad más flagrante, muchas veces. Y esto sin que necesariamente el artífice se lo proponga. Pero ese es un punto que no queremos abordar ahora, pensemos mejor en nuestro gusto. El gusto, por excelencia subjetivo, que es nuestro sentir ante estas manifestaciones, puede parecernos un espacio de libertad completa. Pero si deslizamos lentamente el velo, no lo es o no lo es completamente.
Nuestro gusto es cimentado en instituciones como la escuela, pero el mundo también nos manifiesta sus diferentes aristas, sus caras nuevas de transformación. Y luego siguen nuestros gestos y expresiones de gusto. El gusto, siempre tan inefable y mutable; sin embargo es él, quien sustenta toda nuestra hegemonía, nuestra fe, lo que somos. Mi cara de desagrado o mi cara de admiración, de risa o de llanto, muestra cuán firme estoy ante un esquema, ante un ideal compartido. Así, ver un papel arrugado o un carro destrozado en medio de una performance, al costado de un Discóbolo de Mirón, muy al margen de lo que se pueda opinar en la crítica especializada de arte o de las letras, puede expresar cómo se estructura el mundo y cómo me estructura a mí este mundo que me precede.
Salgamos, caminemos. Las calles siguen repletas de expresiones y gustos: el ser humano está plasmando una cadena de opiniones en torno al sentido organizativo de nuestra vida. Asombra ver que vivimos siempre sin advertirlo. Es un deber advertir que en lo que hacemos, por mínimo que sea, se vislumbra cómo nos han moldeado. ¿Seremos capaces de lanzar al Díscobolo? ¿Será que no es necesario tomarlo en esos términos, sino sólo mirar más nuestro sentir y ser conscientes de nuestro poder?
El mundo está más cerca de lo que aparenta alejarse.

JESÚS SALAZAR P.

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