Presentación

La revista literaria "Boliche" fue creada por tres estudiantes de Literatura de la PUCP. Sus nombres son Bruno Nassi Peric', Jesús Salazar Paiva y Rashell Díaz Castillo, quienes ahora le dan la bienvenida a equipo a Natalia Ríos Subiria, también estudiante de Literatura en la misma casa de estudios.
Este proyecto tiene como fin el difundir la literatura tanto de forma crítica, como en manera creativa. Por lo que se espera combinar trabajos de personas especializadas en la materia, como personas que aún se están abriendo paso, ya sean estudiantes de la especialidad o no.
Es así que los invitamos a participar en nuestros siguientes números enviándonos sus trabajos a :
gdil.boliche@gmail.com

jueves, 24 de junio de 2010

Editorial

Parece mentira que ya hayan pasado poco más de seis meses desde que, reunidos en una de las mesas del bar “Boliche”, Rashell Díaz Castillo, Jesús Salazar Paiva y yo decidiéramos emprender este proyecto editorial. Trabajamos arduamente para sacar nuestro primer número, nos fuimos abriendo paso no sin dificultad hasta que finalmente logramos, en septiembre, lanzar nuestro ejemplar inicial. La acogida fue realmente buena, con lo cual nuestro empeño se fortaleció aún más. Hoy, con mucho orgullo y satisfacción, pero al mismo tiempo con el sano inconformismo que nos hace querer seguir mejorando, les presentamos nuestro tercer número.
Esta tercera entrega marca una nueva etapa de la revista literaria “Boliche”. Y esto no es porque haya un cambio –que ya estaba programado– en la dirección, sino porque como equipo hemos decidido implementar nuevas secciones y cambiar el diseño gráfico con el cual se presenta la revista. De este modo, inauguramos ahora la Sección Cultural, el Vocabulario Literario y una sección de interacción con nuestro público llamada Cartas de los Lectores. Esta última nos emociona bastante, pues hemos recibido varias comunicaciones que nos han expresado su interés por nuestro proyecto y muy gentilmente nos han expresado sus comentarios y sugerencias. Asimismo, como ya se ha mencionado, el diseño ha sido refrescado, ya que creemos que es importante que la presentación vaya siempre de la mano con nuestra innovación en los contenidos.
Pero estas novedades no vienen solas. Ellas acompañan a nuestras secciones de crítica y creación literaria. Como en los números anteriores, estas incluyen artículos de reconocidos especialistas como el doctor Eduardo Hopkins y de personas que han encontrado en nuestra revista una tribuna para publicar por primera vez sus artículos, reseñas, cuentos o poemas. Desde aquí un cordial agradecimiento a todos nuestros colaboradores. Su confianza es para nosotros un aliciente para seguir trabajando y mejorando.
Ahora que ya he presentado este tercer número, quiero aprovechar el espacio de esta editorial para esbozar algunos comentarios alrededor de una pregunta que a primera vista podría parecer cándida: ¿son los lectores realmente conscientes de la ficción en la literatura? Como dije, a muchos podría parecerles que esta pregunta peca de ingenua o de redundante, pues asumen, correctamente por supuesto, que la literatura es ficción. Pero, ¿realmente se asume este postulado? Si fuera así, entonces por qué es común escuchar que algún erudito cuestione la “veracidad” histórica de cierta obra literaria, como por ejemplo se ha hecho con la maravillosa novela La guerra del fin del mundo, de Mario Vargas Llosa. De otro lado, si fuera cierto que se da por sentado que toda obra literaria es una ficción, entonces por qué es tan usual que el público trate de encontrar el alter ego del autor en determinados personajes o trate de reconocer a ciertos personajes de la vida real en los personajes que componen la obra literaria.
Queda claro, pues, que pese a que se entiende a la literatura como ficción, existe una tendencia bastante notoria de querer cotejar o equiparar a la obra con la realidad. Esto lleva a algunos escritores a borrar las “huellas”, a querer deshacerse de esas marcas suyas que inevitablemente deja en cada uno de sus personajes. Pienso que llegar a este extremo no es necesario, pues la creación literaria adquiere por sí sola vida propia, se forja ella misma una identidad más allá de su autor. Claro, esto tampoco quiere decir que el autor ha muerto, como postuló en los años setenta el brillante semiólogo Roland Barthes. La presencia del creador es innegable, su estilo siempre se hace visible.
Me parece, sin embargo, que dentro de toda la confusión que puede generar, la búsqueda que hace el lector de huellas de la realidad en la obra literaria, es positiva. Cuando una persona se acerca a una obra literaria lo hace con mucha expectativa: espera que ese producto que está por descubrir lo transporte a nuevas realidades, que le presente a nuevas personas, que le suscite emociones, etc. Entonces, que un lector pretenda llevar a la realidad las líneas que acaba de leer significa dos cosas: que la historia es verosímil –la verosimilitud es el valor supremo en toda obra literaria– y que la trama ha impactado tanto a quien la ha leído, que dentro de ella o él ha surgido la necesidad de conocer físicamente a esos personajes que recién ha conocido.
Sin duda, este tema da para mucho más. Aquí solo he querido delinearlo brevemente y por supuesto insertarlo dentro del debate literario.
Antes de terminar, quiero agradecer a Rashell Díaz Castillo por sus gentiles y amigables palabras en su despedida. Quiero, además, felicitarla por su excelente labor en la dirección de los dos primeros números. A ella y a Jesús Salazar Paiva, les debo todo mi respeto, cariño y admiración. Realmente es un honor y un gusto enorme poder llamarme amigo de ellos.

Bruno Nassi P.
Director Revista Literaria “Boliche”

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